Más allá de los dientes
La dentosofía es una forma de ver la odontología más allá de los dientes, recuperando las funciones básicas del sistema oral, mediante el reaprendizaje de procesos tan simples y fundamentales como son la respiración, la masticación y la deglución. La función desarrolla al órgano, por tanto, si la función es correcta, el órgano estará correcto.
El momento de nacer, es el primer contacto del bebé con el aire, su primera inspiración y expiración, luego al llevarlo al pecho materno se va instaurando poco a poco la respiración nasal y con ella la deglución.
En el primer mes, el bebé hace un ejercicio constante en el pecho de la mami, este movimiento muscular de succión, poco a poco va dando forma a todo el conjunto cráneo facial, músculos, paladar, labios, cornetes, lengua y va estimulando el crecimiento de los huesos maxilares donde se alojarán los dientes del bebé aproximadamente a los 6 meses.
Si se mantiene ese estímulo exclusivo de la Lactancia Materna durante los 6 primeros meses, las funciones respiratorias y deglutivas se integran en su sistema, dándole paso a partir de los 6 meses a la masticación con la introducción de alimentos.
Éstas funciones son el pilar para el buen desarrollo y crecimiento de la boca del bebé.
Si tu hijo, ronca, rechina, respira por la boca o tiene apneas, no debes pasarlo por alto, es muy importante que tu peque vuelva a respirar por la nariz para así evitar toda la cascada de hábitos inconscientes que se desencadenan al respirar por la boca (empuje lingual, lengua baja, deglución atípica, etc.)
Los bebés nacen con una fuerte preferencia por respirar a través de la nariz. Si su nariz se bloquea, pueden respirar a través de su boca, pero lo hacen con gran dificultad. La nariz es la más adecuada para respirar, ya que sirve para calentar, filtrar y humidificar el aire que respiramos, así como promover un intercambio óptimo de gas en los pulmones.
Un niño con una función saludable, respira a través de la nariz, la lengua se coloca en el techo de la boca, los labios están sellados, los dientes están ligeramente separados y los músculos faciales están relajados. Cuando la nariz funciona correctamente y los músculos están en este estado de reposo, el crecimiento y el desarrollo se expresan en su potencial genético. Esta función normal de los músculos orales y faciales se conoce como los hábitos miofuncionales correctos.
En una primera visita valoraré la respiración bucal de tu hijo y haré un plan de tratamiento (con entrenadores MYOBRACE y ejercicios de reeducación miofuncional) para que se restablezca la respiración nasal tan importante en el crecimiento general de tu peque.
Una manifestación de un trastorno miofuncional es una deglución ‘atípica’, donde tu peque compensa su mala postura de la lengua tragando con un empuje hacia adelante de la lengua y un empuje hacia atrás del labio inferior.
Esto genera un espacio entre los dientes de abajo y de arriba de tu peque donde se irá colocando la lengua, abriendo cada vez más este espacio e impidiendo que los labios se unan, generando más hábito de respiración bucal.
El crecimiento de los huesos craneofaciales depende en última instancia de la función de las vías respiratorias y los tejidos blandos circundantes.
Por lo tanto, la disfunción en la respiración y los músculos circundantes conduce a un crecimiento incorrecto de los maxilares y deja a un niño susceptible a condiciones como maloclusión y trastornos respiratorios relacionados con el sueño (TRRS).
A medida que la disfunción continúa afectando el crecimiento, los arcos dentales se vuelven más estrechos y esto reduce aún más el espacio para la lengua, lo que conduce a un empeoramiento de los trastornos respiratorios y miofuncionales. Esto causa un ciclo negativo que continúa afectando el crecimiento del peque, la gravedad de su maloclusión y el ciclo se repite hasta que se aborda la disfunción.
Cuanto antes se aborde la respiración bucal de tu peque, más fácil será su tratamiento.
Aquí puedes ver un Antes y Después de nuestros tratamientos
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